¿Qué sucede en lugar del principio de “ojo por ojo, diente por diente”?

P. Paweł Rytel-Andrianik / 18.02.2023

Prayer, St Albert Chmielowski's room in Zakopane, PhotoCredit: Sr. Amata CSFN

VII Domingo del Tiempo Ordinario; Año A

19 de febrero de 2023

Evangelio: Mateo 5,38-48 >>>

1 Introducción

El Evangelio de este domingo es la continuación del sermón de Jesús del monte o de la montaña, llamado la constitución de los cristianos. Refiriéndose a las ideas erróneas que circulan, Jesús nos muestra el camino de la verdadera perfección cristiana.

2 Palabras clave

“Han oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan resistencia al hombre malo“

La ley de Talión: “ojo por ojo y diente por diente”, se encuentra efectivamente en el Antiguo Testamento, en el libro de Levítico (24,17-21). Sin embargo, estaba destinado a que los jueces nombrados no impusieran castigos demasiado severos. En tiempos de Jesús, esta ley se interpretó repetidamente como el derecho de toda persona a vengarse personalmente y tomar represalias.

Las buenas acciones no pueden salir de un corazón en el que reinan el odio y el deseo de venganza. Por eso Jesús anima a optar por el amor y el perdón. El amor paciente e indulgente es más poderoso que las disputas y la agresión. Sólo ese amor puede romper la espiral del mal y traer la reconciliación y la paz.

“Han oído que se dijo: Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo. Yo, en cambio, les digo: Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que los odian y rueguen por los que los persiguen y calumnian“

la ley mosaica ordenaba el amor al prójimo (Levítico 19:18). Sin embargo, no encontramos en ninguna parte del Antiguo Testamento un mandamiento de Dios para odiar al enemigo. Algunos maestros de la época de Jesús añadían el mandamiento de odiar al enemigo.

Jesús nos recuerda que todas las personas son nuestros prójimos, incluso nuestros enemigos. Comprendía que puede haber personas a nuestro alrededor que nos sean antipáticas, difíciles, hostiles. Sin embargo, quiere que nos guiemos por el deseo de hacer el bien a todos, de amar al prójimo. El mandamiento del amor es el arma más poderosa de los cristianos. Rezar por los que nos acosan, nos persiguen, nos hacen el mal, también puede ayudarnos a tener la libertad de corazón para amar al prójimo.

3 Hoy

Jesús nos ha mostrado su amor, su misericordia y su perdón. Nos advierte que no debemos aferrarnos a la ira o al odio hacia los demás. ¿Cuál es mi actitud hacia las personas antipáticas y difíciles? ¿Rezo por ellas? Pidamos al Señor un corazón indulgente y misericordioso, siguiendo el ejemplo del Corazón de Jesús.

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