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Presidente del Episcopado: En el aniversario de la liberación de Auschwitz, llamamos a la reconciliación y la paz

Oficina de Prensa de la Conferencia episcopal de Polonia / 28.01.2021
Pixabay
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«Este aniversario nos obliga a expresar en voz alta nuestra oposición a cualquier manifestación que pisotee la dignidad humana: racismo, xenofobia y antisemitismo», escribió el arzobispo Stanisław Gądecki, Presidente de la Conferencia Episcopal Polaca, en su mensaje con motivo del 76 aniversario de la liberación de Auschwitz.


El Presidente del episcopado señaló que el tema principal de la celebración de este año del aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau es el martirio de más de 200.000 niños asesinados allí y el destino de los pocos que sobrevivieron al campo. «Allí, en esa planificada + fábrica de muerte +, los alemanes asesinaron a ciudadanos de casi todos los países ocupados por el Tercer Reich y países aliados. La mayoría de las víctimas eran judíos», escribió.

El Presidente del episcopado también se refirió a las palabras de San Juan Pablo II, quien «llamó a la gente a volver a Dios y a sus mandamientos, para que la tragedia del Holocausto nunca se repita».

«En este aniversario, hacemos un llamamiento al mundo moderno para la reconciliación y la paz, para el respeto del derecho de cada nación a existir y a la libertad, la independencia y la preservación de su propia cultura», escribió el Presidente de la Conferencia episcopal de Polonia.

 

Publicamos el texto completo del mensaje:

Varsovia, 27 de enero de 2021

MENSAJE DEL ARZOBISPO STANISŁAW GĄDECKI,
PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA DE LOS OBISPOS DE POLACA
EN EL 76 ANIVERSARIO DE LA LIBERACIÓN DE AUSCHWITZ

Hoy se conmemora el 76 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio alemán en Auschwitz-Birkenau (27 de enero de 1945); todavía, el lugar sigue siendo motivo de temor. En KL Auschwitz-Birkenau, los alemanes nazis asesinaron a más de un millón de judíos, decenas de miles de polacos (aproximadamente 75.000) y romaníes (21.000), rusos (15.000) y varios miles de prisioneros de otras nacionalidades.

Este año, el tema principal de la celebración del aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau es el martirio de más de 200.000 niños asesinados allí y el destino de los pocos que sobrevivieron a la terrible experiencia del campo. Allí, en esa planeada «fábrica de muerte», los alemanes asesinaron a ciudadanos de casi todos los países ocupados por el Tercer Reich y países aliados. La mayoría de las víctimas eran judíos. En este modo los alemanes llevarían a cabo la «solución final a la cuestión judía». Así sucedió el Holocausto. Las personas destinadas a la aniquilación también eran polacos, sinti y romaníes.

Cuando San Juan Pablo II vino a Auschwitz, dijo: «Precisamente este pueblo, que ha recibido de Dios el mandamiento de “no matar””, ha probado en sí mismo, en medida particular, lo que significa matar» (Auschwitz, 7 de junio de 1979). Juan Pablo II llamó a la gente a regresar a Dios y a Sus mandamientos, para que la tragedia del Holocausto nunca se repita.

En 2006, el Papa Benedicto XVI, recordando la peregrinación de su predecesor, dijo en Auschwitz: «El Papa Juan Pablo II estaba aquí como hijo del pueblo que, juntamente con el pueblo judío, tuvo que sufrir más en este lugar y, en general, a lo largo de la guerra. Los potentados del Tercer Reich querían aplastar al pueblo judío en su totalidad, borrarlo de la lista de los pueblos de la tierra. […] En el fondo, con la aniquilación de este pueblo, esos criminales violentos querían matar a aquel Dios que llamó a Abraham, que hablando en el Sinaí estableció los criterios para orientar a la humanidad, criterios que son válidos para siempre. […] En realidad, con la destrucción de Israel, con la Shoah, querían en último término arrancar también la raíz en la que se basa la fe cristiana, sustituyéndola definitivamente con la fe hecha por sí misma, la fe en el dominio del hombre, del fuerte».

El Papa Francisco, mientras estaba en KL Auschwitz-Birkenau en 2016, guardó silencio y oró. Su oración y su silencio fueron un grito para la paz, que también es necesaria en nuestro tiempo.

En su Carta a los Romanos, San Pablo escribió: «¡No seas vencido por el mal, sino vence el mal con el bien!» (Rom 12,21). Este aniversario nos obliga a expresar en voz alta nuestra oposición a cualquier manifestación que pisotee la dignidad humana: racismo, xenofobia y antisemitismo. En este aniversario, hacemos un llamamiento al mundo moderno para la reconciliación y la paz, para el respeto del derecho de cada nación a existir y a la libertad, la independencia y la preservación de su propia cultura.

¡Recemos por las víctimas de la Segunda Guerra Mundial! ¡Oremos también para que, en cada persona, triunfe siempre el amor al prójimo!

+ Stanisław Gądecki

Arzobispo metropolitano de Poznan

Presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia

Vicepresidente del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE)

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