El cardenal Dziwisz sobre el atentado contra Juan Pablo II: El Papa era incómodo, exigía el respeto de los derechos humanos
Kard. Stanisław Dziwisz (2018), wikimedia (domena publiczna)
“El atentado contra Juan Pablo II fue la consecuencia de su firme exigencia de respeto a los derechos humanos, especialmente en el contexto de la esclavitud del totalitarismo. En aquella época, un Papa así era incómodo para muchos”, subraya el cardenal Stanislaw Dziwisz en una entrevista con el portal polskifr.fr en el 40º aniversario de la agresión.
El cardenal Dziwisz señala que San Juan Pablo II se pronunció con firmeza, desde el principio de su pontificado, en defensa de los pueblos perseguidos y oprimidos y de las sociedades esclavizadas por el totalitarismo.
Él mismo procedía de Polonia, un país que vivió las atrocidades del nazismo y del comunismo en el siglo XX. Comprendió perfectamente el daño causado por la violencia totalitaria utilizada por las autoridades contra ciudadanos individuales y sociedades enteras. Por eso exigió con firmeza que se respetaran los derechos y la dignidad de todos los seres humanos. Pagó un alto precio por ello, pero el intento de asesinato no interrumpió su misión, dijo el veterano secretario de San Juan Pablo II.
Añadió que los momentos posteriores al intento de asesinato fueron muy dramáticos porque el Papa estuvo en serio peligro de perder la vida a causa de las heridas. “Sosteniendo al Santo Padre desplomado y sangrando mucho, yo estaba conmovido; pero sabía que teníamos que actuar para salvar su vida”. San Juan Pablo II, a pesar del dolor, mantuvo la calma, se encomendó a Dios y a María, y ya por el camino hacia el hospital, perdiendo el conocimiento, me dijo que perdonaba al asesino”, recuerda el cardenal Dziwisz.
También destaca que, tras su convalecencia, San Juan Pablo, a pesar de las medidas de seguridad introducidas, no evitó los encuentros con la gente y las peregrinaciones al extranjero, y siguió predicando su mensaje con valentía. “Dijo repetidamente que su vida se había salvado gracias a María. Visitó al asesino en la cárcel y habló con él durante un rato. Los enemigos del Papa no consiguieron detenerle con la violencia; tenía una misión encomendada por Dios, que siguió hasta el final”, señaló el cardenal Dziwisz.
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